El perfil de quien compra vivienda es muy distinto de aquel que lo hacía en 2008, momento en que se inició el ciclo de ajuste que se ha prolongado hasta 2020. Y, como no podía ser de otra forma, promotores y comercializadores se afanan en tratar de comprender quién está comprando casas y cuáles son sus gustos, necesidades y posibilidades económicas. Porque si algo les ha quedado claro, o al menos eso proclaman, es que el nuevo sector residencial surgido tras la crisis debe poner su foco casi exclusivo en un cliente que cada vez será más escaso, más exigente y con menos recursos económicos.
De este empeño por conocer a sus clientes dan buena fe los tres estudios de demanda que se han conocido en los últimos días (de Sociedad de Tasación y Planner Exhibitions; Tecnocasa y Solvia). Tres informes que recogen distintas realidades del mercado (vivienda nueva, usada y de entidades financieras) con los que en este amplio trabajo se tratar de esbozar el perfil del actual comprador de casas. A grandes rasgos, todos vienen a constatar que el comprador que actualmente está moviendo el mercado responde a dos perfiles mayoritarios: el de la denominada demanda embalsada, que se ha ido acumulando durante la crisis inmobiliaria, y el del inversor que compra para– primero– alquilar y –después– vender cuando los precios se recuperen. Ambos, con un denominador común: disponen de la solvencia necesaria para afrontar la compra sin apenas financiación, o se ciñen a los restrictivos criterios que aplican las entidades para otorgarla.
Si, a la vista de estos estudios, hubiera que trazar un perfil genérico, saldría el de un comprador con ahorros o buen nivel adquisitivo, con poca necesidad de hipotecarse o recursos suficientes para poder hacerlo, de mayor edad del que compraba antes de la crisis, con más presupuesto y que busca viviendas más grandes. Y, sobre todo, más prudente y desconfiado. Pese a ser una demanda muy bienvenida por el mercado y necesaria para desengrasar la maquinaria de una industria anquilosada desde hace más de un lustro, algunos expertos alertan de que no deja de ser una suerte de espejismo. En su opinión, una vez que toda esta demanda retenida encuentre el producto que busca, el reto del sector inmobiliario pasará por adaptarse y dar respuesta a la que actualmente sigue sin poder acceder a una vivienda, pero necesitará hacerlo.
Fuente: El Mundo. Suplemento Su Vivienda