Cuando contratamos una hipoteca, normalmente lo hacemos por bastante tiempo, porque es la forma de que nos resulte más cómodo ir pagándola.
Sin embargo, a lo largo de la vida del préstamo, podemos introducir cambios en sus condiciones. Es lo que se conoce como ampliación y novación de hipotecas.
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¿Qué es una novación de hipoteca?
Denominamos novación a cualquier actualización de las condiciones de la hipoteca y que podemos pactar con el banco que nos la ha dado.
En función de lo que queramos renegociar, habrá unos requisitos más o menos exigentes. Estos afectarán a nuestra edad, capacidad de pago, cantidad que adeudamos u otros factores.
Por su parte, las condiciones hipotecarias que más se someten a novación son la ampliación de capital o del plazo y el cambio de tipo de interés. Por ejemplo, pasándolo de variable a fijo.
Pero, también pueden hacerse otras variaciones como el cambio de titularidad en caso de divorcios, para dejar fuera a uno de los cónyuges.
También puede ocurrir que el banco con el que has suscrito la hipoteca se niegue a hacer la novación. En tal caso, te queda la posibilidad de subrogarla. Es decir, de llevártela a otra entidad bancaria.
¿Cuándo se puede hacer una ampliación de hipoteca?
La ampliación de hipoteca es una solución muy usada cuando necesitamos un dinero extra. Por ejemplo, para reformar nuestra vivienda. En vez de pedir un préstamo personal, obtenemos el dinero por este medio.
Siempre podemos hacerlo y el único requisito es que el banco donde tenemos nuestro préstamo hipotecario esté de acuerdo.
Normalmente, nos pedirá de nuevo documentación acreditativa de nuestra situación económica y personal. Tras analizarla, nos comunicará si nos permite ampliar el capital o no. Pero, en caso afirmativo, este proceso tiene un coste específico.
¿Cuánto cuesta hacer una ampliación de hipoteca?
Cualquier ampliación hipotecaria conlleva unos gastos. El más importante, es la comisión que supone y que puede llegar hasta el 1 % del capital que queda por pagar del préstamo. Además, hay que abonar lo siguiente:
- Impuesto de Actos Jurídicos Documentados. Varía según la comunidad autónoma, pero suele estar en torno al 5 % del importe que se va a ampliar.
- Tasación del inmueble. La entidad bancaria suele pedirnos una nueva tasación de la propiedad hipotecada. También este gasto varía, pero será, aproximadamente, de 300 euros.
- Gastos de notaría: Se sitúan entre el 0,2 % y el 0,5 % del capital pendiente.
- Gastos de gestoría. También depende de la que elijamos, pero están en torno a los 150 euros.
- Gastos del Registro de la Propiedad. La novación debe ser inscrita en el Registro de la Propiedad. El coste de esta gestión es, más o menos, de la mitad de lo que nos cobre el notario.
Sin embargo, desde la aprobación de la Ley 5/2019 reguladora de los contratos de crédito inmobiliario, la mayoría de estos gastos deben ser pagados por nuestro banco. Concretamente, solo correrían por nuestra cuenta la comisión por novación y la tasación del inmueble.
¿Qué es mejor una ampliación de hipoteca o un préstamo personal?
Los intereses de las hipotecas son más bajos que aquellos de los préstamos personales. Pero, la conveniencia de elegir una ampliación o un crédito al consumo depende de varios factores. Principalmente, del dinero que necesites y de los gastos que te suponga una opción u otra.
¿Cuántas veces se puede rehipotecar una vivienda?
Puedes hacerlo dos veces. De hecho, existen varias figuras legales para ello. Por ejemplo, la propia novación o la hipoteca de segundo rango. Esta última consiste en contratar un crédito secundario por la misma vivienda.