A estas alturas todos conocemos de sobra qué es una hipoteca, cuáles son sus características principales así como sus ventajas e inconvenientes, pero ¿en qué consiste una ampliación de hipoteca?
Pues bien, se trata, como se deduce de su propio nombre, de una extensión del capital prestado en una primera hipoteca original. Es decir, se trata de una ampliación del crédito prestado por el banco y que es solicitada por el hipotecado para hacer frente a determinados gastos.
La ampliación de hipoteca es una novación del contrato de hipoteca que consiste en la modificación de determinadas condiciones del contrato como consecuencia de la ampliación del capital prestado. Hay que señalar que la ampliación de la hipoteca implica dos importantes cambios en el contrato de hipoteca original: aumento del plazo para devolver el capital que nunca podrá exceder de los 40 años y variación en los tipos de interés que serán superiores.
Para que tenga lugar esa ampliación de hipoteca es necesario que el hipotecado reúna una serie de requisitos:
- Debe estar al corriente de sus pagos.
- No debe destinar más del 35% de sus ingresos a pagar la hipoteca u otros préstamos, es decir, su nivel de endeudamiento es el correcto.
- Debe tener una relación laboral estable unida a un contrato laboral que garantiza cierta estabilidad.
- Debe aportar un aval, persona o bien que responda de los pagos en el caso de que el titular no pueda hacerles frente.
Además de estos requisitos, con total seguridad, la entidad financiera preguntará el fin de ese dinero, es decir, a qué se quiere destinar. En función del destino de ese dinero, la entidad podría aceptar o denegar la ampliación de la hipoteca. De este modo si el dinero se pretende emplear en rehabilitar un hogar o adquirir una segunda vivienda, el banco lo suele conceder, al contrario que si se trata de comprar un coche, caso en el que se suele denegar la ampliación.
Los hipotecados que quieran solicitar una ampliación de hipoteca deberá escoger entre las tres modalidades existentes: en el plazo, en el importe y en ambos. Cada una de ellas tiene unas características y está orientada a un determinado fin. Veamos en qué consiste cada una de ellas:
- Ampliación en el plazo: El hipotecado solicita ampliar el plazo de devolución de la hipoteca para pagar menos cada mes a cambio de un aumento en los tipos de interés. Es muy interesante para aquellas familias que se ven incapaces de hacer frente al pago mensual de la hipoteca.
- Ampliación del importe: El hipoteca solicita más capital para hacer frente a nuevos gastos, para rehabilitar el hogar o para adquirir una segunda vivienda.
- Ampliación de ambas: El hipotecado necesita liquidez pero sin que esto afecte a su economía mensual. Se concede una ampliación del crédito y del plazo para que el hipotecado pueda pagar cómodamente.
La ampliación de la hipoteca permite hacer frente a nuevos pagos sin que esto afecte gravemente a la economía del hipotecado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el hipotecado deberá hacer frente a una serie de gastos que engordarán el importe tal de la hipoteca: comisión por novación que puede ser de hasta el 1% del importe pendiente de amortizar, gastos de tramitación, de notaría que pueden ser de hasta el 0,5% del capital pendiente de amortizar, del Registro de la Propiedad que puede ser la mitad que los gastos de notaría, de la gestoría que son inferiores a 150 euros y de tasación que pueden ser hasta 300 euros. A estos gastos hay que sumar el Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados que suele ser del 0,5% del capital aumentado.
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